Quiosco Aljafería
Se trata de un equipamiento emblemático de la ciudad, construido en el año 1992 junto con
la reconfiguración general del parque y que ha tenido históricamente un gran protagonismo
en las actividades vecinales del barrio de La Almozara. Su renovación y actualización
reafirman la intención de continuar siendo un equipamiento referente para el barrio.
La propuesta planteada, recoge los siguientes objetivos:
1. La conexión con el paisaje natural.
La disposición de la cubierta pretende establecer una relación dialéctica con el
paisaje natural circundante. De esa manera, la cubierta, a través de su tonalidad y su
textura, entabla un diálogo con la masa verde que protagoniza el entorno, entendida
como un cuerpo dispuesto entre las diversas copas de los árboles existentes. Si bien
la cubierta, por su configuración geométrica, está considerada de un modo abstractoartificial,
como un elemento flotante en el paisaje, los pilares se han dispuesto con
una disposición inclinada (orgánica) que entran en diálogo con el lenguaje de los
troncos de los árboles y dotan a la pieza superior de una gran ligereza.
2. La cuestión urbana.
Se ha considerado la condición que tiene la pieza como “puerta de acceso” al parque
desde el barrio de la Almozara, entendiéndola bajo una condición simbólica que,
desde un inicio, enmarca el conjunto natural. Para ello, se ha modificado la
disposición de los pilares iniciales, eliminando alguno de ellos, para dotar de una
mayor transparencia a la pieza, y resaltando el arbolado como fondo de escenario
natural.
3. Las posibilidades funcionales.
La modificación de la disposición de pilares permitirá diversas utilizaciones del
equipamiento. Por un lado, acogerá diversos espectáculos en los que, tanto el
escenario como el público queden dispuestos bajo la gran cubierta. Sin embargo, en
caso de realizar un espectáculo de mayor escala, y con la hipótesis de la disposición
del público situado en la explanada pavimentada adyacente, la eliminación de los
pilares centrales dará una mayor visibilidad al escenario, favoreciendo su uso.
4. El factor comunicativo.
La cubierta se ha planteado con una superficie de chapa microperforada lacada de
manera que adquiera un efecto evanescente. El propio metal adquirirá matices
diversos reflejando las diferentes luces y brillos del amanecer, el atardecer, del cielo
nublado o del sol radiante de verano. En ese sentido, será una pieza que ofrecerá
diversas metamorfosis según las circunstancias lumínicas de la atmósfera.
Por otro lado, se puede potenciar su impacto nocturno a través de una iluminación
que lo resalte en la oscuridad, de modo que pueda considerarse una referencia (un
faro) en la articulación del parque con el barrio. La superficie metálica, admite la
impresión de un nombre o un lema que introduzca, a través de la palabra, cierta
conexión con la vecindad, así como un sentimiento de identidad. Se plantea el uso de
una pintura luminiscente que absorba la energía solar de día y que según la luz
absorbida, se iluminará de noche.
5. La eficiencia energética.
La configuración de la cubierta permitiría la instalación de placas fotovoltaicas de
modo que genere la electricidad que posteriormente pudiese utilizarse tanto para la
iluminación del quiosco como para establecer recargas de móvil, etc. Se propondrá
una disposición que evite el impacto visual de las placas en el entorno, quedando
ocultas en la escenografía natural.
6. El ciclo del agua.
Se ha planteado una cubierta a dos aguas por dos motivos. El primero es por
simplificar la estructura, que ahora va a tener una condición unidireccional frente a la
concepción espacial multidireccional que tenía la original. El segundo tiene que ver
con respetar un ciclo del agua, en el que el agua de lluvia se conduce directamente a
través de gárgolas que vierten directamente sobre el estanque y no sobre la superficie
pavimentada. De esa manera, el agua del cielo vuelve directamente al agua de la
tierra.
7. Protección frente a las islas de calor.
Adicionalmente, se propone la instalación de vaporizadores de modo que en los
momentos de calor, el quiosco se convirtiera en una especie de nube flotante en el
parque. Esta cuestión tiene dos intenciones principales. Por un lado, se crea un
microclima que ayudará a controlar los excesos de temperatura en los cada vez más
calurosos veranos y así mitigar las islas de calor. Por otro, supondría un objeto
escénico, una modificación del paisaje cotidiano que podría establecer un nuevo
reclamo en esta zona del barrio constituyendo un elemento novedoso que atraiga a
vecinos y usuarios, y que pueda transformarse en un nuevo icono urbano del barrio de
la Almozara.
